La cocina se llenó del olor dulce de especias, y cuando el hombre de jengibre estaba crujiente, la vieja abrió la puerta del horno. El hombre de jengibre saltó del horno, y salió corriendo, cantando - ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jengibre!
Como bien sabes, la tarea más importante de Santa Claus es repartir regalos a los pequeños de todo el mundo, para asegurarse de que sean felices en Navidad. Sin embargo, cada vez había más niños y niños, y desde el Polo Norte, él se dio cuenta de que no podía hacerse cargo de todos.
Un reno llamado Rodolfo que había nacido con una curiosa y peculiar nariz roja, grande y brillante y caminaba solo por el mundo porque los demás renos se burlaban siempre de él, diciéndole que parecía un payaso o que tenía una manzana por nariz. Rodolfo se sentía muy avergonzado y cada día se alejaba más de la gente. Su familia sentía mucha pena por él.
Tomte es un hombre muy pequeñito, una especie de gnomo saltarín con una blanca y muy larga, y un gran corazón, por lo que fue el elegido por Papá Noel para que le ayudara a para llevar los regalos a todos los hogares donde hubiera niños que se hubieran portado bien durante el año.
Había una vez una niña huérfana muy pobre. Tan pobre, que no tenía hogar ni cama donde dormir. Sus únicas posesiones eran la ropa que llevaba, un gorrito de lana y un pedazo de pan que un alma caritativa le ofreció.
Un cuento de Charles Dickens
Había una vez, cerca de las costas de Reino Unido, una casa, muy, pero muy antigua donde vivían dos niños, Juan y María.
La noche era lluviosa, una gran tormenta caía sobre el mar. Las olas eran gigantes y la niebla era espesa. Los barcos se bamboleaban de un lado a otro como marionetas de guiñol.
Vivía en otros tiempos una hechicera que tenía tres hijos, los cuales se amaban como buenos hermanos.